lunes, 18 de julio de 2011

17 de julio de 2011

Ayer, 17 de julio, volví a la viña. Las únicas huellas que quedan del incendio de hace casi dos años son los troncos de los almendros, y las ramas de ginestras y aliagas a punto de ser tragados por la nueva (y abundante) vegetación herbácea. Las dos higueras han rechitado y van ganando en altura y frondosidad, los Rhamnus alaternus y lycioides, y sobre todo las Retama sphaerocarpa vuelven a campar a sus anchas, y hasta el pequeño Crataegus monogyna que daba por perdido ha rechitado de raíz y vuelve a tener la altura que tenía la planta original. Me llevé la cámara de fotos, pero sin la tarjeta, así que el próximo fin de semana habrá reportaje gráfico de la recuperación.

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